domingo, 15 de septiembre de 2013

Veo Veo: Mapas


Al menos hoy, reconozco dos tipos de mapas.
El retazo de papel impreso, que te conduce hacia algún lugar  (del que me paso criticando los diseños) y el mapa que te conduce a ti mismo. Éste de alguna forma se torna falto de material, pero es clave.
Retomando el primero, recuerdo una muy grata experiencia.
Era la ciudad de Buenos Aires, acababa de despertar y me encontraba sola en la habitación de un hostal, al parecer situado en alguna calle con un nombre de escritor, hoy ya no recuerdo cuál era. Ambiente agradable, cálido y pulcro. Me levanté y el día se hallaba nublado. Recuerdo bien, que sentí miedo de haber perdido el día, pues estaba todo muy oscuro. Sentí un alivio, cuando divisé que eran alrededor de las 11 de la mañana. Aunque había hecho la promesa de despertar a horas tempranas para ir a hacia algún lado y acompañada, no pude reaccionar. Es entonces que mis compañeros, se habían ido, dejándome una nota en la que había datos, esperando mi llamada para encontrarnos. Sin embargo, por alguna razón interior, quise seguir mi camino.
Me levanté, tomé el desayuno. Y recuerdo bien, pedí un mapa en recepción. Hacia algún lado iría. Era toda mi aventura. Recuerdo haber cruzado a la acera del frente y comprarme unas ricas empanadas, en una linda tienda. Fue tremendamente placentero el calor que emanaron al morderlas, en un día tan frío, alumbrado por esa luz plateada, azulada, preciosa. Recuerdo ir caminando, decidiendo a donde ir, alrededor. Mirando el mapa, mordiendo la empanada; cuando de pronto comenzó a llover, grandes gotas. Todo transcurría, mientras mi mapa se deshacía y yo estaba sola por un momento, en aquélla ciudad enorme. Era libre, podía ir a donde quisiera, hacer lo que yo deseara. Completamente sola. El mapa me hizo sentir de momento muy segura, pero después ya no importaba hacia donde caminara. Experimenté plena libertad, estuve conmigo. El dichoso mapa me hizo de paraguas, me hizo de guía y se convirtió en añicos. Podrá ser que así sucedió, pero en mi memoria aún sigue vivo. Es el sinónimo de la decisión que pudo ser inesperada, en terrenos extraños, encontrándome y disfrutando mi presencia por alguna fracción de tiempo. Queriendo llegar hacia algún lugar, sin saber exactamente a cuál.
Hablando del mapa que te conduce a ti mismo, no tengo duda que se halla dentro de nosotros. Se traduce en lo que es valioso para cada uno de nosotros, en lo que amamos y en lo que nos inspira. Lo maravilloso radica en que este mapa no es impreso, nosotros lo modificamos día a día basándonos en nuestra propia visión.
Los mapas, todos me gustan. Porque expresan aventura, testean tu capacidad de decisión. Significan rutas y experiencias distintas, todas ellas esperando a que las vivas. Qué placer el de leerlos, el de saber que a algún punto llegarás, pero sobretodo, que la travesía tendrá tanto por mostrarte.

El veo veo es uno de los juegos que llevamos a cabo cada mes un grupo de escritores. Consiste en publicar, una vez al mes (el día 15), lo que más te apetezca sobre un tema que se decide por votación en nuestro grupo de facebook. ¡Cada mes tenemos más blogs-jugadores! Únete y juega tú también ¡Nosotros ya hemos escrito sobre Aromas,  Sonrisas y Calles! Además hacemos otros juegos que puedes consultar aquí. ¡Que lo disfrutes!